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Hablemos de dopamina

Motivación, placer y adicciones

La dopamina es mucho más que un simple neurotransmisor. Esta molécula, sintetizada principalmente en el cerebro y las glándulas suprarrenales, desempeña un papel esencial en múltiples procesos fisiológicos y emocionales. A partir de un aminoácido llamado tirosina, la dopamina actúa como precursor de la adrenalina y la norepinefrina, fundamentales en las respuestas al estrés. Aunque su producción principal ocurre en el sistema nervioso central, también se encuentra en el intestino y en células inmunitarias, demostrando su impacto en diversas funciones del organismo.

Funciones y papel fisiológico de la dopamina

La dopamina es clave en procesos como el movimiento, la cognición, la motivación, la regulación endocrina y la interacción social.

  • Movimiento: Actúa en los ganglios basales a través de receptores como D1 y D2, facilitando la coordinación de las acciones motoras. Su alteración está asociada a enfermedades como el Parkinson, donde los déficits dopaminérgicos dificultan el control motor.

  • Cognición, atención y aprendizaje: En los lóbulos frontales, regula el flujo de información, la memoria y la resolución de problemas. Las deficiencias de dopamina en esta región están asociadas con trastornos como el TDAH y la esquizofrenia.

  • Regulación endocrina: Inhibe la producción de prolactina en la hipófisis, modulando procesos como la lactancia y el período refractario postorgásmico.

  • Propiedades antioxidantes y antiinflamatorias: Neutraliza radicales libres, protegiendo las células del daño oxidativo, y regula la inflamación, actuando incluso en procesos inmunológicos.

  • Socialización y emociones: La dopamina está íntimamente relacionada con la motivación y el placer. Su deficiencia puede causar apatía y anhedonia, mientras que niveles elevados, como en el trastorno bipolar, se asocian a conductas hipersociales e incluso hipersexuales.

El sistema de recompensa y la dopamina

El sistema de recompensa del cerebro, donde la dopamina juega un papel central, nos impulsa a buscar aquello que nos resulta placentero o beneficioso. Desde actividades básicas como comer y socializar, hasta estímulos más complejos como el éxito profesional o las interacciones en redes sociales, este sistema es el motor de nuestra motivación.

La dopamina se libera desde el área tegmental ventral hacia estructuras como el núcleo accumbens y la corteza prefrontal, donde regula las emociones y la percepción del placer. Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que su papel va más allá del simple "gustar". La dopamina está más relacionada con el deseo o la motivación (el "querer") que con el placer directo (el "gustar").

Estudios en animales muestran que la reducción de dopamina afecta la motivación para realizar acciones placenteras, pero no necesariamente disminuye el placer en sí. Esto explica por qué la dopamina es crucial en el aprendizaje, el condicionamiento y la asociación de estímulos con recompensas.

Dopamina y adicciones

El sistema dopaminérgico, aunque esencial para nuestra supervivencia, puede volverse problemático en ciertos contextos. Muchas sustancias y actividades adictivas, como el alcohol, las drogas o las redes sociales, estimulan la liberación de dopamina, creando un ciclo de recompensa y dependencia.

Por ejemplo, en el caso de las redes sociales, cada "like" o interacción activa un pequeño “hit” de dopamina (dopaminazo), reforzando el hábito de buscar más validación externa. Este proceso genera placer inmediato, pero también un vacío posterior que nos impulsa a repetir la acción, entrando en un ciclo adictivo que afecta nuestra atención, autoestima y bienestar emocional.

El problema no radica en la dopamina en sí, sino en cómo ciertos estímulos pueden desbalancear este sistema, generando expectativas irreales y comportamientos compulsivos.

Conclusión

La dopamina es un componente esencial de nuestra biología, actuando como un puente entre nuestras emociones, comportamientos y funciones fisiológicas. Desde coordinar movimientos hasta regular nuestras emociones y motivaciones, este neurotransmisor influye profundamente en nuestra vida cotidiana.

Sin embargo, su papel en el sistema de recompensa y su relación con las adicciones nos recuerda la importancia de usar nuestra capacidad de decisión para evitar que estímulos externos desbalanceen nuestro sistema dopaminérgico. Entender cómo funciona nos permite disfrutar de sus beneficios mientras mantenemos un equilibrio saludable.

En un mundo lleno de estímulos, la clave está en priorizar lo que realmente nos aporta valor y bienestar a largo plazo. 

Bibliografía secundaria:

Franco R, Reyes-Resina I, Navarro G. Dopamine in Health and Disease: Much More Than a Neurotransmitter. Biomedicines. 2021 Jan 22;9(2):109.

Di Liegro CM, Schiera G, Proia P, Di Liegro I. Physical Activity and Brain Health. Genes (Basel). 2019 Sep 17;10(9):720.