Luz azul
Un regalo de día, un problema de noche
La luz azul, parte del espectro de luz visible con longitudes de onda cortas y alta energía (entre 400 y 495 nm), tiene un impacto significativo en nuestras vidas. Naturalmente presente en la luz solar, también está ampliamente difundida en nuestras rutinas modernas a través de dispositivos electrónicos y luces artificiales. Aunque es esencial para nuestra salud y bienestar durante el día, una exposición excesiva o inadecuada puede tener efectos adversos, especialmente durante la noche.
¿Qué es la luz azul y de dónde proviene?
La luz azul tiene dos fuentes principales:
Natural (luz solar): El sol es nuestra mayor fuente de luz azul, con intensidades que alcanzan hasta 130.000 lux en días soleados. Este espectro natural es esencial para la regulación de procesos biológicos como el ritmo circadiano y el estado de ánimo.
Artificial: Dispositivos electrónicos como smartphones, computadoras, tablets y luces LED también emiten luz azul, pero en cantidades significativamente menores (rara vez superan los 500 lux). Sin embargo, el problema no es la intensidad, sino el tiempo prolongado de exposición, especialmente en horarios nocturnos, cuando nuestros cuerpos no están diseñados para procesar esta luz.
Luz azul: beneficios y riesgos
Beneficios de la luz azul
La exposición a la luz azul, especialmente la natural, es fundamental para nuestra salud diaria:
Regulación del ritmo circadiano: Durante el día, la luz azul ayuda a mantenernos alertas y despiertos, suprimiendo la melatonina, la hormona que induce el sueño.
Mejora del estado de ánimo y la cognición: Estudios han demostrado que la luz azul mejora la atención, el aprendizaje y el rendimiento académico, especialmente en entornos educativos.
Efecto protector contra la miopía en niños: Pasar tiempo al aire libre, expuesto a la luz natural, estimula la liberación de dopamina en la retina, inhibiendo el alargamiento excesivo del globo ocular, una de las principales causas de la miopía.
Riesgos potenciales de la luz azul
A pesar de sus beneficios, la exposición excesiva a la luz azul, especialmente en horarios nocturnos o a través de fuentes artificiales, puede tener efectos negativos:
Alteración del sueño: La luz azul de dispositivos electrónicos antes de dormir puede inhibir la producción de melatonina, retrasando el inicio del sueño y reduciendo su calidad. Esto es particularmente preocupante en adolescentes y adultos jóvenes, que suelen pasar largas horas frente a pantallas.
Fatiga visual: Pasar muchas horas frente a pantallas puede causar incomodidad ocular y fatiga visual. Sin embargo, aunque algunas personas refieren mayor comodidad al bloquear esta luz, la evidencia sobre la relación entre fatiga visual y luz azul es limitada. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que cómo nos exponemos a las pantallas (distancia, iluminación, falta de parpadeo) es lo que explica en gran parte por qué se produce la fatiga visual como parte del síndrome visual informático.
Impacto en la salud ocular: Estudios en animales sugieren que una exposición prolongada a luz azul de alta intensidad podría causar estrés oxidativo y degeneración retinal a largo plazo. Aunque sí está confirmado que la luz del sol en forma acumulada o ante una exposición aguda muy intensa (mirar al sol directo o durante un eclipse) puede generar daño a nivel ocular, la evidencia aún es limitada e inconclusa en cuanto al daño potencial que la luz azul proveniente de los dispositivos podría generar en nuestros ojos, ya que las condiciones y los resultados de esos estudios no son extrapolables al ojo humano en la vida real.
Recomendaciones para un uso consciente
Limitá la exposición nocturna a pantallas: Evitá el uso de dispositivos electrónicos al menos 1-2 horas antes de acostarte. Sólo si esto no es posible, considerá usar gafas con filtro de luz azul y activá el modo nocturno en tus dispositivos.
Aprovechá la luz natural durante el día: Pasar tiempo al aire libre, especialmente temprano por la mañana, regula el ritmo circadiano y con ello muchas otras variables fisiológicas.
Higiene lumínica: Mantené una iluminación ambiental baja y con luces cálidas por la noche, para que el cerebro interprete (a través de los ojos) que ya de noche y, por lo tanto, es hora de dormir.
Consultá con un profesional: Si experimentás molestias o dudas sobre el impacto de la luz azul en tu salud ocular o calidad de sueño, para obtener recomendaciones personalizadas en base a tus necesidades.
Conclusión
La luz azul es una parte esencial de nuestra vida moderna, con beneficios indiscutibles para nuestra salud y funcionalidad diaria. Sin embargo, el contexto y el equilibrio son fundamentales para evitar riesgos asociados con su exposición excesiva o inadecuada.
En un mundo donde estamos constantemente rodeados de pantallas y luces artificiales, adoptar hábitos de uso consciente y priorizar la luz natural puede marcar una gran diferencia en nuestra calidad de vida. La ciencia sigue avanzando para aclarar muchos aspectos relacionados con la luz azul, pero una cosa es segura: el conocimiento y la moderación son nuestros mejores aliados.
Recordá siempre, safety first.
Bibliografía secundaria:
Wong NA, Bahmani H. A review of the current state of research on artificial blue light safety as it applies to digital devices. J Clin Transl Res. 2022;8(8)
Haghani M, Abbasi S, Abdoli L, Shams SF, Baha’addini Baigy Zarandi BF, Shokrpour N, et al. Blue light and digital screens revisited: A new look at blue light from the vision quality, circadian rhythm and cognitive functions perspective. J Biomed Phys Eng. 2024;14(3).